Poco importa lo mucho que reciten en sus apartamentos amoblados el antiuribismo light, ese grupete de intelectualoides que desde hace años lanza ataques infames a Gustavo Petro y a quienes lo apoyamos, sus críticas están vacías de argumentos, sus ataques son falacias argumentativas: hombres de paja, críticas impuntuales y ataques ad hominem. Los colombianos de a pie, quienes no tenemos aire acondicionado ni cómodas oficinas, sabemos que los graves problemas que vivimos día a día no son: mesianismo, ego, polarización, odio, soberbia, ni ninguno de los otros hombres de paja que, ustedes intelectualoides, se inventan para atacar a la Colombia Humana y a quienes apoyamos a dicho movimiento.
Nuestra realidad es diferente a la suya y no es que tener oficinas amobladas con aire acondicionado sea malo, muchos soñamos con tener oficinas así y seguro que en la CH algunos las tienen, aquí lo injusto es su indiferencia y falta de empatía con ese colombiano de ruana, para quien el hombre de paja “polarización” no es ningún problema, sino: el hambre, la muerte, la violencia, el desplazamiento, la pobreza, la falta de educación, el desempleo, la salud y un montón de graves problemas más con los cuales ustedes no simpatizan. Y su antipatía se refleja en el empeño con el que incitaron a votar en blanco en el 2018 sin importarle que con ello el Uribismo tomara ventaja y ganara. Hoy su egoísmo se refleja en su actuar, que es el mismo del 2018: atacar al movimiento antiuribista con mayor fuerza popular, fomentar la división y darle paso nuevamente al uribismo.
Hay poco, si no es que nada, que responder a Caballero, su ataque es deschavetado: se basa en que “Petro es politiquero y demágogo” (y no explica porqué), por lo tanto, quienes lo apoyan estamos “manipulados” o somos ingenuos. Duda en que alguien en este país alguien esté a favor de la muerte ¿Entonces quién ha asesinado a los cientos de líderes sociales y excombatientes? ¿Quién ha ordenado el bombardeo de niños reclutados por las FARC? ¿Quiénes se han robado ríos? ¿Quiénes gravan la comida en un país lleno de desempleo y pobreza? ¿Quiénes cometieron la masacre de Bogotá del 9 de septiembre del 2020?. Déjeme contradecirle, Sr. Caballero: Sí hay personas abiertamente a favor de la muerte en Colombia y ud. junto a su grupo de intelectuales están ayudándoles a que vuelvan a ganar en el 2022.
Me recuerda a un altercado que tuvo Daniel Coronell con Petro, cuando este dijo por Twitter que Petro había sido un mal alcalde, pero luego fue incapaz de fundamentar el porqué y empezó a mostrar estadísticas tan absurdas como el aumento de los casos de incidencia de SIDA. Así son ellos, su anti-petrismo no tiene fundamentos, o quizás no les conviene que los conozcamos… Sus más absurdos hombres de paja para atacarnos son “el odio” y “el fanatismo” de “sus seguidores” y ahora nos llaman “manipulados e ingenuos”; cuando en la sociedad colombiana el odio y el fanatismo está en todas las corrientes políticas, en el fútbol, la religión y hasta en el origen de la bandeja paisa. Supongo que estos intelectuales tienen prohibido comer bandeja paisa, pues se genera cierto fanatismo y odio cuando alguien osa decir que existe una teoría de que esta se originó en un restaurante en Bogotá. Seguro el señor Caballero, Coronell y Samper no toman changua, ni prueban la pizza con piña, mucho menos le echan salsa rosada a las empanadas, puesto que en todas ellas hay ciertas polémicas que rozan el odio.
Más que una reflexión, esta solo es una humilde invitación de un Colombiano de a pie (sin ninguna carrera ni estudio) a dicho grupo de periodistas: a que opinen y debatan de forma limpia con la Colombia Humana, en vez de con ataques ad hominem y hombres de paja. A que no se burlen de nuestra inteligencia, a que dejen de llamarnos ingenuos y manipulados, pero, sobre todo, a que no le hagan juego de nuevo al uribismo. Aunque estoy (casi) convencido de que, lamentablemente, es lo que harán en el camino a las elecciones del 2022, pues, como el prisionero de Nietzsche, ellos sólo se acongojan de las consecuencias de sus actos, más no del comportamiento y pensamiento que los llevó al acto en sí. Allí no hay ni una pizca de arrepentimiento.
